Para la Asociación Americana del Corazón (AHA), el mejor modo de aprovechar los beneficios de las grasas omega 3 para la salud cardiaca es comer dos porciones de 100 gramos de pescado azul a la semana.
Se piensa que los estadounidenses no satisfacen esta necesidad solo con la alimentación, lo que convierte la complementación periódica en una opción viable (6). Los complementos de aceite de pescado son ricos en EPA y DHA y pueden cubrir las carencias de la dieta.
Además, es importante resaltar que algunas fuentes de alimentos marinos contienen mercurio en forma de mercurio de metilo que, en niveles elevados, puede ser perjudicial para el organismo. Por lo tanto, se recomienda consumir pescado rico en EPA y DHA y bajo en mercurio de metilo, como salmón, arenque, sardinas y trucha, por nombrar algunos. Esto es especialmente recomendable para mujeres embarazadas o lactantes y también para niños pequeños. Es sabido que algunas especies, como el pez espada, la caballa gigante, el tiburón y el blanquillo, contienen mercurio de metilo en niveles más elevados, por lo que estas poblaciones deberían evitarlas. Para beneficiarse de los ácidos grasos omega 3 sin preocuparse de los contaminantes, pueden optar por aceite de pescado de gran calidad, como MEG-3®.