Durante el embarazo y la lactancia, el omega 3 DHA es fundamental para el desarrollo del cerebro, el sistema nervioso y los ojos del bebé, mientras que el equilibrio de omega 3 EPA y DHA contribuye a mantener la salud de la madre.
Las organizaciones sanitarias y reguladoras de todo el mundo recomiendan comer al menos entre 250 y 340 gramos de pescado azul a la semana, o bien tomar cápsulas de aceite de pescado purificado con un mínimo de 250 mg de DHA, durante el embarazo y la lactancia.
Las investigaciones indican que los omega 3 EPA y DHA desempeñan un papel importante antes, durante y después del embarazo. Al ser la única fuente de nutrientes para el bebé en desarrollo, la madre debe consumir gran cantidad de omega 3 DHA.
Los omega 3 EPA y DHA favorecen un embarazo sano pero, incluso después del parto, la madre necesita una ingesta adecuada de estos omega 3, ya que ahora el bebé recibe estos nutrientes a través de la leche materna.
Las cápsulas de aceite de pescado y los ingredientes alimentarios MEG-3® se han refinado para reducir a un nivel insignificante los metales pesados como el mercurio y otros contaminantes, por lo que ofrecen una alternativa al consumo de pescado durante el embarazo y la lactancia.